miércoles, diciembre 13, 2006


Al ritmo de los zingaros y la gitaneada se movía la horda bubamaresca… para entrar en clima: un revuelto de vodka y albahaca, la hierba más preciada de la naturaleza combinada para colifatear de una manera más directa, más amena, más irreal. Todos abrazados bailaban en una gran ronda de hermandad. Una pierna para un lado, la siguiente para otro y después todos al desenfreno de la libertad. Las trompetas escupiendo notas del más allá y con el grito elevado de algún mantra egipcio que invita al cuerpo a dibujar. Tributo a Kusturica por homenajear la otra verdad, la de los elevados, la de los colifatos. Y entonces la radio desde el Borda anunciado un fragmento de fantasía que se hace fiesta. Es como sentirse en el lugar de uno, con la manada propia en un medio que se hace natural. Es conquistar la lejanía y la ciudad para humanizarla desde el movimiento del alma, desde la fiesta, y hacerle un poco de burla a la irreverente realidad. Se agita el espíritu, se conmueve el esqueleto, flotan los pies, revolotean los brazos. Un unza unza y ha seguir festejando porque la vida es un milagro por este underground que marca un tiempo de gitanos donde el gato blanco es el rey y el gato negro su bufón! Gracias por tanto arte, gracias por tanta fiesta, y por sobre todo gracias por marcar una diferencia más en este transitado camino de humanidad.

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