domingo, agosto 20, 2006


Pan.
Hace algunos milenios hubo un contacto entre rocas suaves como la piel. El brillo dorado se transformó para dar forma a la pura arena de cereal. Fue la curiosidad de algún intrépido o la casualidad de un fortuito olvido la que decidió abandonar el encuentro entre ese oro blanco y el agua de manantial. Recibieron caricias del fuego, y así surgió el primer pan. En la tierra de las pirámides de Gizeh quisieron llevar la fiesta de la cerveza al bien más preciado de su mesa y así una firme espuma se transformó en su corazón. Dicen que los egipcios fueron los verdaderos esclavos en la época de Abraham, pues sus supuestos vasallos fueron los maestros de sofisticados hornos y la magia del leudar. Orgías sumadas a banquetes del filosofar etrusco y helénico fueron el motivo por excelencia para la explosión de su variedad. Así nuevos sabores de otros mundos le incorporaron su identidad. Es el cuerpo del redentor. La calle que se transforma con el perfume de su aroma y calor. El alma de la mesa, el pan.

sábado, agosto 12, 2006


Todo en un amigo

Hay veces que se busca una esperanza
y no se encuentra más que un manto frío,
lo de cerca se pierde a la distancia
y lo de lejos lo atrapa el infinito.

Y hay veces que por más que vaya el alma,
perdida, sin rumbo ni destino,
arrancamos flores de la nada,
y donde todo se termina, hay un camino.

Y hay veces que no basta una mirada
para calmar un llanto o un olvido
y no alcanzan tampoco mil palabras
para llenar un corazón vacío.

Pero hay otras que cuando todo pasa
y el alma vuelve a ser un manso río,
se descubren en medio de la calma,
mil senderos de luz en un suspiro;

y notamos que donde no había nada,
nos quedamos un poco sorprendidos,
lo que tanto se buscaba y se buscaba,
estaba ahí nomás, en un amigo.

Mariana Manchado. (14 años)

martes, agosto 08, 2006

Caminos de huellas destinadas a ser borradas en la arena dibujada por el viento. De noche siguiendo el cielo, de día la suerte del conocedor. Atiborrada de curiosidades, atravesando el más espeso mar, inmutable se abre paso la caravana. Seres míticos aparecen en el andar, quieren conversar. Un escorpión deseoso de danzar que al solsticio debe esperar, una diminuta flor brillosa por el rocío matinal que invita a la contemplación existencial, un explorador buscando algún meridiano...
El territorio es vasto pero el oasis es el refugio para subsistir. Civilización lejana, el lugar es aqui. Quedan dos caminos, el encuentro o más samsara. Cuantos avater se encontraron en el desierto para encontrarse. La respuesta no es ya quien es uno ni de donde viene, el ahora solo se inquieta por el cómo. La meditación ayuda, es el alimento de la inmensidad.
El paisaje esta completo, solo hay arena y el elemento más preciado, el ser. Es el producto del bagaje de milenios de recorrido, es el momento culmine del ciclo, centenares de vidas... Ya no se libra una batalla, no hay un destino de jardines exuberantes con el más preciado haren, no es el escape con la amada princesa de un tirano rey. Es el hombre en el desierto.